
No es que sea una mierda de estudiante, no más que el resto de ustedes, pero en aquella fatídica clase de método no podía concentrarme. Era demasiado fome. Era la hora de mi siesta. Era un día cansado. Era un día nublado. Comprenderán que mi atención era deplorable, como consecuencia directa de las condiciones del ambiente y no de mis propias falencias antes mencionadas en este inútil espacio electrónico, y al ser reprendido ya dos veces por el profesor (la primera por conversar con fabrizzio, la segunda por dormir en clases) me vi en la obligación de encontrar algo lo suficientemente interesante como para mantener los ojos abiertos por la siguiente hora y media.
Enfrascado en mi propia cruzada, baraje varias posibilidades: busque alguna mosca hueveando por la sala, sondeo que no arrojo resultados alentadores; examine a mis compañeros en otro desesperado intento de encontrar en ellos algo interesante, pero nada; intente jugar con mi celular, lo desarme y arme un par de veces, pero el famoso aparato no es un lego, así que no tarde mucho en perder el interés; conté los tabs de mi mochila e intente imaginar nuevas e innovadoras formas de ordenarlos; finalmente, y con esto me di cuenta de la gravedad del asunto, pensé fugazmente en la posibilidad de sacar mi cuaderno y anotar lo que el profesor decía con tanto interés. En ese punto entre en pánico y revise mis bolsillos buscando algún tipo de arma que terminara con mi sufrimiento…pero solo encontré 3 monedas de diez pesos chilenos, lo cual abrió un mundo de entretención para mi retorcida mente.
Comenzó pues una nueva empresa, y mientras revolvía mi mente buscando la mejor manera con la cual empezar a jugar con mis monedas, me puse a leerlas buscando un poco de inspiración en sus inscripción y tallados. Algo parecía extraño. Hay dos monedas iguales. Por que la tercera no tiene a O´Higgins?. Reviso el año, O´Higgins está en las de 1991, y una mujer alada rompe las cadenas de sus manos con los brazos alzados al cielo sale en el circulo de cobre, aluminio y níquel del año 1981. Me pareció extraño que hubieran dos modelos para la moneda del mismo valor (cosa que hasta el momento yo había visto solo en las monedas de 100 pesos, que en el 2001 sacaron su versión 2.0 con una mujer araucana en una de sus caras). Dado lo extraño del asunto, le pongo un poco mas de atención a la inocente monedita, y descubro que bajo la mujer se puede leer la palabra “libertad” y a los costados de la dama voladora esta tallada una fecha “11 IX 1973”. A alguien le suena? A mi si, me suena a genocidio: golpe militar. No son cadenas solamente las que rompe la señora en cuestión, son las cadenas del comunismo. No es cualquier libertad la que se lee bajo la mujer, es libertad del yugo marxista. Y finalmente la moneda en sí no es cualquier moneda, es uno mas de los detalles que la dictadura usaba como símbolos de su poder y dominación sobre chile como la espada de O’Higgins a la cintura del asesino, o las estrofas que le agregaron al himno nacional.
El caso es que, por muy asesinos que fueran, los milicos no eran tontos y tomaron el cambio de moneda (de escudo a peso) como una oportunidad de dejar su marca en una de las cosas más importantes de la identidad nacional. No hay un billete como el de Mil pesos chilenos en ninguna otra parte del mundo, es nuestro billete, es chileno, es parte de nuestra identidad, de la identidad de cada nación. Así que, sin contar el echo de que la plata es importante por si sola, el adornarla con chilenidades le da su toque, ese “no se que”, que solo entiende el que vive aquí, tal cual como solo los argentinos entienden su dinero y los brasileños los suyos etc etc, nosotros tenemos el nuestro, y marca territorio. Creo que el cuadro se entiende, y lo importante que fue el 4 de agosto de 1975, cuando mandaron a diseñar la monedita, y la mancha que dejaron en nuestra identidad (además de en nuestra historia y en todo lo que tocaron).
Muy lamentablemente, el banco central (en un gesto de… cual es la palabra? Mierda, si, en un gesto de mierda) decidió no retirar las monedas con este diseño, las cuales siguen en circulación y paseándose por los bolsillos de los chilenos, por los bolsillos del mismo pueblo que fue reprimido, robado, torturado, asesinado y desaparecido por quienes introdujeron la moneda. Aparentemente, al banco central no le parece un inconveniente.
Postdata: no sacaron las monedas de diez pesos del golpe, pero si sacaron monedas que los jóvenes revolucionarios (y aparentemente los únicos con sentido común en el Chile de aquellos días) de la dictadura arreglaron, uniendo las cadenas de la mujer con un martillo y un clavo fino. Según el banco central, estas monedas estaban “defectuosas” y fueron sacadas de circulación por esto. Así que les propongo darles mas monedas defectuosas al banco central, recordémosle que nosotros no olvidamos ni perdonamos. A unir las cadenas que nos unieron y que pinochet (si, con minúscula) destruyo, a unir las cadenas de las monedas de diez pesos.
fuentes:
esta y esta
otra