Noche, playa, brisa, caña
Luego de un par de semanas destructivas, y aunque el estrés se ha hecho sentir con todo su poder en mi organismo, me decido a terminar con esta historia. Les presento unos de las secuelas menos esperadas del mundo:
Llegaron a la playa un grupo de sujetos, aforrándose a las sabias palabras del temucano, con un cargamento de botellas, cigarros y la maldita llama antes mencionada.
Por aquellas cosas de la vida, nuestros difuntos y este nuevo grupo compartían lazos y en aquella fatídica playa sus noches se hicieron una. De apoco las piezas del rompecabezas se armaban frente a sus inconcientes ojos en manos del destino sin que nadie pudiera hacer algo al respecto.
Salieron a la cancha las botellas y nuestro equipo, haciendo gala de una ofensiva que ya querría el seleccionado nacional, acababa una a una con ellas, sin misericordia señoras y señores.
Dicen quienes los vieron que en sus ojos se veía el brillo que la batalla saca del alma de quien pelea en purga ya perdida. Un juego del miedo: nadie gana, todos se embriagan.
De fondo se escuchaba la banda sonora de sus vidas, emitida por un par de trovadores improvisados que con sus guitarras se alzaban sobre las olas y hacían de aquella playa un acompañamiento a sus melodías fogateras. La batalla duro horas, observada atentamente por los dioses sorprendidos por los insignificantes ataques de sus insulsas armas, aquellos jóvenes, sin darse cuenta, estaban siendo protagonistas de una historia que nunca será editada para un gran libro, pero que la tierra recordara con detalles por siglos.
Algunos iluminados cuentan que si lograbas ser uno con la naturaleza épica de la situación, podrías haber escuchado conversaciones que mezclaban en perfecta armonía la estupida belleza de lo innecesario con la maravillosa sabiduría de lo culto.
Pero la ira de los dioses se hizo sentir, mas vale tarde que nunca, Dionisio cosecho en estos próceres de la noche la semilla de la derrota y uno a uno fueron cayendo. Heridos y débiles llamaron a la retirada y zigzagueando se dirigieron a sus carpas, por que soldado que arranca sirve para otra guerra.
De a poco cayeron en un letargo momentáneo, y aun descansan esperando otra oportunidad para librar la batalla eterna que aun los espera. Quizás esta vez perdieron, pero en el corazón de este servidor serán siempre héroes, los reyes de la playa. He aquí el tributo a quienes de hoy en adelante serán conocidos como “los 8”
Cambio y fuera