lunes, 12 de noviembre de 2007

Crónicas de una caña anunciada.

Me entere el día después, como siempre demasiado tarde para hacer algo al respecto. Una playa, cigarros, un coleman lleno de bebestibles y una guitarra se transformaron en la ecuación perfecta para un fin de semana que estos jóvenes no olvidarán.
Se despertaron aquella mañana plagada de cotidianeidad bajo el mismo cielo, iluminado por el mismo sol quemándose a miles de años luz de distancia. La misma brisa playera movía la misma carpa donde se entregaron al sueño la noche anterior. Salieron de la provisoria morada y caminaron sobre la misma arena para dirigirse al mismo mar que bañaba tan redundantemente la misma costa del día que la noche anterior apagó. Se miraron y vieron las mismas caras, arriba de los mismos cuerpos, que vieron hacía un par de horas atrás, antes que la oscuridad las ahogara.
Por lo menos, eso dirían algunos.
Pero tras sobrevivir a estos días de relajo playero, ellos relatan que aquella mañana plagada de cotidianeidad, traía escondida entre las mangas un cielo diferente, iluminado por un sol quemándose un poco mas cerca con cada día que pasa. Sintieron una brisa reponedora, distinta a cualquier otra, que los incitó a salir de aquella carpa tan diferente a como la recordaban, y correr a un mar que ofrecía diligente sus olas exportadas desde los confines del mundo. La arena, que tal como el sol, la brisa y el mar, a simple vista parecía rutinaria, supo recalcar su novedad y entrevieron los infinitos viajes de aquella masa granulada arrastrada por vientos que, en su viaje épico hacia una inevitable muerte en los polos, se transformaban en brisa marina golpeando sus rostros.
Así como las olas, arrastradas por aquel viento patiperro, no eran las mismas del día anterior, al mirarse los jóvenes vieron algo totalmente diferente aquella mañana costera: la cara de la caña.
Como si hubieran sido atacados durante sus sueños por algún mounstro digno de una película clase B (o Z), los cuatro jóvenes presentaban aquellas marcas indiscutibles de una noche de excesos. Sexo, droga y rock and roll hasta morir, pero con la frente en alto, se zambulleron en las frías aguas en un intento desesperado por sobrevivir a aquella deshidratación maquiavélica.
Luego de una reponedora sopa de pollo, estos feligreses de la noche se alzaron de nuevo en pie de guerra, iluminados con esa llama insensata que solo entienden quienes la encienden: los jóvenes (y johnny rotten). La vida es para vivirla dijo Tito Fernández y créanme, ellos la estaban viviendo. Pero como toda buena historia (quien dijo que ésta es una de esas?) tiene un final trágico que ,por esas cosas de la vida, deberás leer en una próxima entrega, si te interesa (cosa que me permito dudar con frenesí).

3 comentarios:

MonserraT dijo...

definitivamente esto deberia tener una segunda parte! Me refiero tanto al texto como al paseo ;)
El texto esta tan bkn como el título =)
Te amo mucho
adiós! =)

Don charles dijo...

y la parte II....
estoy metido!!!!!!

Anónimo dijo...

Sip!, falta la segunda parte. Estoy que me cago de suspenso (...y qué!!, si alguien se caga de risa, yo no me puedo cagar de suspenso?)

Me acordé que una vez vi en la tele, en "la cámara viajera" (y de ahí salió que weviábamos a una amiga que se llamaba tamara como "la támara pajera", ese chiste es malísimo!, pero teníamos como 10 años, ojo con el tilde y cambio de acentuación)apareció un reportaje a algo así como "los cagones", que eran figuritas de pastorcitos, de esas que se ponen en el árbol de navidad, y que representaban el impacto que produjo en ellos el nacimiento de nuestro (o, mejor dicho, vuestro) señor jesucristo (y no el superstar). Fue tanta la impresión del nacimiento que estos pastorcitos se cagaron. Y las figuritas son justamente de unos pastorcitos, pantalones en formato acordeón, semi sentados, abonando la tierra con excrementos desmedidos.

Bueno, otros que se andaban cagando en los pantalones es el señor cuyo apellido empieza con P y termina con CHET...sip!. Hasta que cagó. Je (soberbio!!!). El otro día vi la entrevista que le hacen al alvaro españa (que mala cuea apellidarse así, ah?) y la periodista le preguntaba si celebraron cuando murió el infeliz (dado que los fiskales tienen un tema cuyo final es "vamos a celebrar cuando muera pinochet")...y contaba que estaban en pichilemu y que supieron la noticia y entonces...que largo ha salido todo esto. Me aburrí. Después les cuento. Voy a ponerme un bozal. Y una sonda, pa no cagarme de risa ni de suspenso.

ainidabir!!!!!!!

Un abrazo, hacia la victoria siempre, je.

F